martes, 25 de mayo de 2010

Bicentenario

Hay dos perspectivas interesantes sobre la Revolución de Mayo, una sobre los acontecimientos que en realidad ocurrieron, que lejos estuvieron de suceder en una reunión de amigos donde amablemente Cisneros dijo sigan ustedes muchachos, sino que fue algo más tenso, y lo relatamos en esta entrada. Por otro lado tenemos una interesante comparación: los festejos del Centenario y los del Bicentenario.
Allá por 1910 hubo pomposos festejos, con invitados de lujo, pero se llevó a cabo bajo estado de sitio, la protesta social que había fue acallada con represión policial, y claro, en la Argentina rica, granero del mundo, no todos festejaban, en particular los trabajadores que no sabían de derechos aún. No podían festejar quienes aún eran golpeados, estaban demasiado frescas las penurias de los indios por la campaña del desierto, la de los gauchos despojados por los terratenientes, y las desdichas diarias de los trabajadores que no tenían “ni yerba de ayer secándose al sol”. Eran momentos convulsionados, las organizaciones socialistas y anarquistas estaban en auge, se había formado la FORA, una fuerte represión en 1909 sería conocida como la Semana Roja donde mueren una decena de trabajadores y hubo un centenar de heridos, y concluiría en noviembre de 1909 con el atentado a Falcón responsable de la represión.
Este bicentenario reflejó otra cosa, en primer lugar se observa diversidad, un reconocimiento a la diversidad cultural de nuestro país, a su historia y su cultura. ¿A nadie le llamó la atención ver los documentales en canal siete huellas de un siglo? http://www.tvpublica.com.ar/tvpublica/articulo?id=2729
Con participación de delegaciones de países hermanos que viven en nuestro país. A la vez, un hecho histórico, la Marcha de los Pueblos Originarios, con tres columnas desde distintas regiones que confluyeron en Capital para entrevistarse con la presidenta.
El Estado que hace poco provocó y reprimió las puebladas de cutral-có y Mosconi, hoy hace documentales recogiendo las experiencias de nuestro pueblo. Las disputas entre quienes quieren un país para unos pocos, y quienes pelean por uno con justicia social han regado de sangre nuestra historia. No tenemos que irnos muy lejos para encontrar los 39 muertos en el 2001, en una jornada donde el pueblo se cansó de dirigentes neoliberales. Un trágico 2001, con la desocupación por las nubes, la pobreza reinante y un ministerio de desarrollo social con superávit.
Este bicentenario cuenta tal vez uno de los anuncios más auspiciosos de estos tiempos, se conoció que con la asignación universal por hijo se redujeron drásticamente los índices de indigencia y pobreza, y nos deja en mejor situación que cualquier país de Latinoamérica, “según se tomen en cuenta los datos del Indec o los números de los institutos estadísticos de las provincias, salieron de la pobreza entre 1,4 y 1,8 millones de personas. La indigencia, en tanto, se redujo entre 68 y 54 por ciento, también de acuerdo con el índice de precios utilizado, lo que supone entre 1 y 1,5 millones de indigentes menos. La AUH, que hoy llega a 3.677.409 chicos que forman parte de 1.920.072 familias, también contribuyó a reducir los niveles de desigualdad. La AUH no es el único plan social con ese enfoque en la región, pero sí el más ambicioso en materia de cobertura y monto de las transferencias, en el argentino las erogaciones constituyen hasta el momento el 0.58 del PBI, siendo el más alto de la región. El plan Bolsa Familia en Brasil significa el 0.39 por ciento, Programa Juntos de Perú representa el 0.20 por ciento, Chile Solidario el 0.10 por ciento, u Oportunidades de México, con el 0.31 por ciento del producto bruto interno. El informe resalta que “la extensión del sistema de asignaciones familiares a los hijos de los trabajadores más precarios, los desocupados y las empleadas domésticas amplió la cobertura del sistema desde el 53 por ciento a casi el 90 por ciento de los menores de 18 años. Es precisamente sobre ese sector donde recaía principalmente la pobreza, inclusive luego de seis años de una fuerte reducción”. 
Sin duda el haber tomado el camino de la independencia no tenía por qué ser el más fácil, sólo, y nada menos, que el necesario para que pudiéramos tomar las riendas de nuestro destino, estamos aún lejos de la Argentina que queremos y necesitamos, sólo con el esfuerzo sostenido y el compromiso sin límites construiremos la Argentina que merecemos, y para quienes piensen que no la merecemos, como dijo el artista argentino por excelencia, "que la mamen".